"Soy la orilla de un vaso que corta, soy sangre"

sábado, 22 de agosto de 2009

¡Ay Santiago, si supieras!

(Publicado en "La Voz" del mes de agosto de 2009. Versión corregida y aumentada)


¡Ay Santiago, si supieras!
(A Santiago Ramírez. Psicoanalista, maestro y fundador. 1921 – 1989)

¿Recuerdas aquel año lejano de 1975, Santiago? Ese año en que tú donaste muchísimos de tus libros para formar el primer acervo bibliográfico de nuestra facultad. Gracias a ti, los alumnos de aquel entonces, y que algunos de ellos son ahora nuestros maestros, pudieron tener acceso por primera vez a lo que sería una verdadera biblioteca. Cuanto amor debiste haberle tenido a nuestra escuela, como para que donaras tus propios textos, que sabemos que para los psicoanalistas, sus libros son algo que se vuelve parte de ellos, sus libreros son parte de su persona y de su lugar. Me da mucha lástima ver que el amor que le tuviste a la facultad no te ha sido correspondido. Tal vez te tocó ver a nuestra biblioteca en sus mejores años, cuando los libros que donaste y los que se compraron eran nuevos, actuales. Que bueno que ya no te tocó ver a nuestra biblioteca como la tenemos hoy. ¿Recuerdas quien fue el premio Nóbel que dijo que se imaginaba al cielo como una biblioteca enorme? (Borges, y no gano el Nóbel, Daniel). Seguramente no estaba pensando en bibliotecas como la nuestra, en estos días. La hemos descuidado bastante, sabes. Han pasado muchos años desde la última vez que se repusieron libros, se han comprado algunos, pero con una elección muy desafortunada de títulos, y no se han repuesto los que ya están en mal estado. Además, cada semestre desaparecen muchos libros, tal vez vendidos por los mismos que están encargados de cuidarlos, tal vez robados. Tampoco tenemos los libros básicos, los que nuestros maestros nos piden leer y los que trabajamos en clase, no están en tus estantes. En vez de comprarlos, a las administraciones se le hizo más fácil hacer antologías, que parecen Frankesteins, con capítulos de varios textos pegados y mal fotocopiados en una encuadernación pensada para que te dure 5 meses. Se les hizo más fácil vendernos a los alumnos estas monstruosidades que violan derechos de autor, que comprar los libros y ponerlos en nuestra biblioteca. Creo que algunos de los que donaste siguen en los estantes, mas que en homenaje a ti, por descuido y por irresponsabilidad de las administraciones, que cada semestre nos cobran, en nuestra cuota interna, una aportación para la biblioteca. Y cada alumno que se gradúa, debe “donar” una cantidad de dinero, destinada a nuestra biblioteca también. ¿Dónde queda ese dinero? Creo que las mejoras en la infraestructura de los últimos años, se enfocaron en aspectos estéticos (estatuas de bronce, fuentes, rollos de pasto, piso de concreto estampado, cabinas telefónicas, etc.), más que en darle una base sólida a nuestros recursos para formarnos como psicólogos. Si se han hecho mejoras importantes, atrás del edificio de dirección construyeron una sala polivalente muy grande. ¿Recuerdas lo pequeño que es el auditorio Agustín Basave Fernández? Y antes de que estuviera este, ¿recuerdas cuando la facultad de medicina nos prestaba su auditorio? Ahora tenemos un recinto más grande. Y la fuente que donaste, la de los amantes ¿recuerdas?, inicio algo así como una carrera o competencia, a ver quien dona más fuentes. Ya tenemos 3, y la biblioteca sigue en las mismas. ¿Supiste que compraron un montón de computadoras y las metieron a nuestra biblioteca? Desgraciadamente los alumnos las usan para perder el tiempo en el fotolog y el Messenger y en jueguitos (¿De que hablas Daniel?). ¡Ay Santiago! En verdad me da tristeza que nuestra biblioteca este así, que bueno que ya no te toco verla. Me da mucha pena darte todas estas noticias, pero aún no termino. La coordinación del área clínica, (de nuestra área clínica) pretende abrir una biblioteca nueva, en la recepción del área clínica, en la U.S.P., que tú conociste como Clínica de Rehabilitación Psicológica. Me parece increíble, Santiago, que los mismos clínicos tomen esta actitud elitista, segmentando el conocimiento, en vez de apoyar a nuestra biblioteca, que además lleva tu nombre. Creo que a la coordinadora del área se le olvido quien fuiste. Ha olvidado los aportes al psicoanálisis en México que hiciste. Esto es una muestra mas de como las administraciones de la facultad despilfarran el dinero, como si fuera mas barato adecuar un espacio nuevo en la U.S.P, que comprar los libros de psicoanálisis necesarios y entregarlos a nuestra biblioteca, para que estén a disposición de todos los estudiantes, no solo a los de área clínica. Que lastima que la coordinadora tome esta actitud discriminatoria y elitista, que parece que busca más reconocimiento personal que contribuir a la formación de los psicólogos de la facultad. ¿Qué les dirías tú, Santiago? ¿Acaso los reprenderías por semejante abandono? ¿O los guiarías, paternalmente, de vuelta al camino de la razón? Seguramente no te quedarías de brazos cruzados. ¡Nos haces falta, hombre! Como maestro y como amigo, como psicoanalista y como compañero. Nos hace falta que nos enseñes a exigir, a no quedarnos de brazos cruzados frente a la mediocridad que toleramos día con día. Los alumnos ya no son como aquellos a quienes diste clases. A los alumnos de hoy poco les importa ya su formación, somos muy pocos los que nos ponemos tristes, o nos indignamos por los manejos mediocres e interesados de los directivos de la facultad, que tienen a la biblioteca en tan malas condiciones, que pretender dividir y segmentar, y aislar y discriminar. Ya somos pocos, Santiago.
Pero también hay buenas noticias. Tenemos una nueva coordinadora en nuestra biblioteca. La maestra Carmen Hernández. Ella también salió del área clínica. Tengo fe en que ella hará mucho por la biblioteca, y será otra vez digna de llevar tu nombre: Santiago.
Por hoy me despido, Santiago. Solo te digo una cosa más. Aunque yo no te conocí personalmente, te conocí a través de mis maestros y de la historia de la facultad. Tu fantasma sigue pesando enormemente en las corazones de los que emprendemos el camino de hacer psicoanálisis, camino que tu empezaste a zanjar en nuestro país. Si ves a Ferenczi, dale mis respetuosos saludos.

El Dr. Santiago Ramírez Ruiz fue uno de los grandes psicoanalistas de México. Uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, director de la Escuela de Psicología de la UNAM, maestro de nuestra Facultad de Psicología UANL y fundador de nuestra biblioteca, que lleva su nombre, entre muchas otras cosas.

sábado, 8 de agosto de 2009

"El Buen Canario". Zach Helm

Leer una novela no es como ver una serie de fotografías, no es una experiencia privada, no es como volcar tus experiencias y tus recuerdos sobre las páginas del libro. Leer una novela es volver a vivir, a través de los personajes del libro, todas tus experiencias, tus recuerdos, tus anhelos, tus fantasías, conscientes o no (entiéndase que las metáforas funcionan solo para su autor). Es ver reflejada tu parte más oscura, tu parte de caballero en brillante armadura, tus trazos de soñador, tus restos de niño en cada personaje y situación. Es imaginar, es sentir en carne propia el dolor de los personajes, que por un momento viven a través de tu lectura, tu lectura les da vida, les prestas tu vida. Es sentir nudos en la garganta, es sentir los ojos húmedos, es saborear alcohol del 96, es amar tanto a tu esposa drogadicta, es vivir su dolor, es verla sufrir, es darse cuenta que la vida no tiene mas sentido que el inmediato, es saber que todos tienen otra oportunidad.
Así es "El buen canario" de Zach Helm, una obra montada por John Malkovich. Una brutal obra, protagonizada por Annie, una adicta a las metanfetaminas con trastornos alimenticios y un pulsionante sufrimiento. Lo único que hace su vida tolerable es su esposo Jack. El trata por todos los medios de ayudar a su esposa, mientras lucha por salir de su mediocre empleo de barman, abriéndose paso por el mundo de la literatura barata, pero que genera ganancias millonarias. Todo por darle a Annie una segunda oportunidad de vivir feliz.
Zach Helm hace que sientas como su tu mismo fueras el adicto a la anfetas, hace que sientas que eres tu quien ve a su esposa mandar a la mierda todo. Una obra verdaderamente brutal. Una obra verdaderamente humana.

“El buen canario”, Zach Helm. Editorial Sexto Piso, 2009.