"Soy la orilla de un vaso que corta, soy sangre"

sábado, 8 de agosto de 2009

"El Buen Canario". Zach Helm

Leer una novela no es como ver una serie de fotografías, no es una experiencia privada, no es como volcar tus experiencias y tus recuerdos sobre las páginas del libro. Leer una novela es volver a vivir, a través de los personajes del libro, todas tus experiencias, tus recuerdos, tus anhelos, tus fantasías, conscientes o no (entiéndase que las metáforas funcionan solo para su autor). Es ver reflejada tu parte más oscura, tu parte de caballero en brillante armadura, tus trazos de soñador, tus restos de niño en cada personaje y situación. Es imaginar, es sentir en carne propia el dolor de los personajes, que por un momento viven a través de tu lectura, tu lectura les da vida, les prestas tu vida. Es sentir nudos en la garganta, es sentir los ojos húmedos, es saborear alcohol del 96, es amar tanto a tu esposa drogadicta, es vivir su dolor, es verla sufrir, es darse cuenta que la vida no tiene mas sentido que el inmediato, es saber que todos tienen otra oportunidad.
Así es "El buen canario" de Zach Helm, una obra montada por John Malkovich. Una brutal obra, protagonizada por Annie, una adicta a las metanfetaminas con trastornos alimenticios y un pulsionante sufrimiento. Lo único que hace su vida tolerable es su esposo Jack. El trata por todos los medios de ayudar a su esposa, mientras lucha por salir de su mediocre empleo de barman, abriéndose paso por el mundo de la literatura barata, pero que genera ganancias millonarias. Todo por darle a Annie una segunda oportunidad de vivir feliz.
Zach Helm hace que sientas como su tu mismo fueras el adicto a la anfetas, hace que sientas que eres tu quien ve a su esposa mandar a la mierda todo. Una obra verdaderamente brutal. Una obra verdaderamente humana.

“El buen canario”, Zach Helm. Editorial Sexto Piso, 2009.

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