"Soy la orilla de un vaso que corta, soy sangre"

miércoles, 24 de junio de 2009

Recuerdos invadidos de alcohol

Me recuerdas una noche triste, con botellas de licor como única luz fiable, con colillas de cigarrillos tapizando mi alfombra a la vez que la ceniza cae cual nevada de pesadilla. Me recuerdas cuando de niño jugaba a ser ciego, tropezando con todo a mi paso, me recuerdas cuando fui a la escuela por primera vez, cuando me tope con un mundo extraño lleno de risas injustificadas de estrepitosa alegría, alegría que no tiene razón de ser.

Me recuerdas la vez que encontré al amor, solo para escupirle en la cara e increpar a su puta madre, el aceptó el desafío. Avanzó tan ligero y me atravesó con su lanza, dejándome inmóvil de pie, con los ojos vidriosos, con la vida escurriéndoseme por la boca y goteando por la lanza hasta el piso. Me recuerdas a la vez que escuche a las gaitas, la vez que sepultamos a mis esperanzas, ¿recuerdas ese mes de mayo?

Me recuerdas cuando marché a través de miles de rosales con la sola intención de perderme en el mar de espinas que era tu voz, cuando la mirada me caía por las rodillas, y mis nudillos despellejados ardían y quemaban. Ese día perdí mi amuleto, ese día perdí mi piel y mis huesos, ese día me ahogue entre trago de vodka y caballito de tequila. Y las botellas vacías como mis ojos abarrotaban mi habitación.

No recuerdo los libros, no recuerdo las canciones, no recuerdo los poemas, no recuerdo a Mozart, ni a Kierkegaard, no recuerdo a Magritte ni a José Agustín. No recuerdo a Metallica ni a Bunbury. No recuerdo mis canciones ni mis poemas. Los recuerdos son privilegio de los ricos y de los nobles, son premios de feria, son haces de luz, son estrellas fugaces que viven por segundos. Y no encuentro mis libros ni mis discos, ni mis cigarrillos ni mis zapatos.

No encuentro tu fotografía, no encuentro tus besos, no encuentro el olvido. No se donde dejé mis anteojos, sin ellos no te distingo. No se donde esta mi memoria. No encuentro el teléfono para llamarte, no encuentro tu número en mi agenda de clavos.

No encuentro el día ni el sol, no encuentro los días ni las horas, no recuerdo el alba ni el ocaso.